Hablar en público, trabajar en equipo, tener una mirada crítica con la información, saber resolver problemas… ¿Cuántas veces habéis tenido que poner en práctica alguna de estas habilidades? Y ahora, pensad: ¿Cuándo os las han enseñado paso a paso, de forma metódica, y has tenido oportunidades para evaluar y mejorar estas habilidades de forma deliberada? Estas habilidades son las llamadas blandas, aquellas estrechamente relacionadas con el aprendizaje basado en proyectos. A continuación, veremos qué habilidades se trabajan.
¿Qué son las habilidades blandas o “soft skills”?
Del mismo modo que la sociedad cambia, las habilidades que se piden a los ciudadanos también van adaptándose y modificándose a las nuevas necesidades sociales, laborales, familiares… Es por ello que hay gran cantidad de habilidades blandas, y no existe un listado único y consensuado.
Para poder tener como referencia algunas habilidades, nos centraremos en las que se enmarcan como las llamadas 4C: Creatividad, pensamiento Crítico, Cooperación y Comunicación (llamadas así por sus siglas en inglés).
- Creatividad e innovación: pensar y trabajar de manera creativa (y colaborativa) implementando innovaciones.
- Pensamiento crítico y resolución de problemas: utilizar varios tipos de razonamiento, hacer juicios y tomar decisiones: analizar, evaluar, sintetizar, hacer conexiones y resolver problemas.
- Comunicación y colaboración: “Saber comunicar, de manera clara, lo que queremos expresar a través de medios diversos (oral y escrito), en varios contextos y con fines diferentes. Colaborar demostrando flexibilidad, voluntad, respeto y ética.” (BeChallenge, 2018)
¿Qué tienen que ver las “soft skills” con el ABP?
Imaginemos de forma rápida un proyecto que tiene como finalidad que el alumnado proponga juegos que puedan llevarse a cabo durante las horas de recreo y que vayan más allá del fútbol. Si hacemos un boceto rápido de cómo podría desarrollarse este proyecto, podría quedar así:
En este proyecto se podrían incluir varios contenidos curriculares de ámbitos clave, como educación física, medio, matemáticas, lenguas…, pero aparte de trabajar todos estos ámbitos, también hay que hacerlo con otras habilidades relacionadas con lo que hasta ahora hemos estado hablando:
- Saber analizar una situación para ofrecer una propuesta de resolución.
- Buscar información, analizarla y adaptarla al propósito inicial.
- Organizar y gestionar tareas.
- Compartir con otras personas el trabajo a realizar.
- Comunicar oralmente propuestas para ser valoradas.
Y podríamos seguir haciendo un listado más largo de habilidades que se desprenden del pequeño esbozo de proyecto presentado anteriormente.
La oportunidad que ofrece trabajar por proyectos es que estas habilidades se trabajan de forma sistemática en todos los proyectos, dado que todos ofrecen la posibilidad de propuestas creativas de resolución, fomentan el pensamiento crítico y analítico —tanto a nivel de aprendizaje como de regulación de los propios aprendizajes— y, finalmente, permiten la comunicación y la colaboración entre iguales.
Para saber más...
Si os interesa profundizar en las características del Trabajo por proyectos, no dudéis en apuntaros al curso online de Doqua, de 60 h, reconocido por el Departamento de Educación de la Generalitat de Cataluña.
En la práctica
Como veis, cuando los proyectos siguen sus propias características, no solo se trabajan los contenidos de aquellos ámbitos estrechamente ligados a las disciplinas, sino que requieren que el alumnado ponga en juego habilidades transversales que resultarán claves tanto para convivir en sociedad como para un futuro laboral.
Todo ello implica que estas habilidades blandas, además de practicarse de forma sistematizada, también deberían formar parte de los objetivos de aprendizaje a largo plazo con el fin de poder ser practicados en diferentes contextos y, a la vez, ser evaluados para poder revisar su correcto aprendizaje.