Nuestro cerebro, cuando se encuentra frente a una actividad relacionada con cualquier manifestación artística, activa muchas áreas diferentes del cerebro. Varios estudios confirman que la corteza cerebral de tipo visual es mucho más extensa que, por ejemplo, la corteza auditiva, por lo que, de entrada, visualizando una obra de arte, el lado de nuestro cerebro que se activa es mayor que en otro tipo de actividades.
Por otra parte, si la actividad artística va un poco más allá de la simple visualización y se enmarca en el ámbito de la creación artística, también se activan otras áreas cerebrales relacionadas con la memoria y las emociones.
¿Cómo podemos aplicar esta información en nuestra aula?
Teniendo presente esta información, si cuando diseñamos actividades de aprendizaje intentamos añadirle componentes de tipo artístico, favorecerá activar en nuestro alumnado más áreas cerebrales.
Además, si tenemos en cuenta que esta vinculación se hará desde áreas que no son propiamente las de las artes plásticas, como, por ejemplo, en matemáticas al analizar las proporciones de ciertas obras de arte o en historia al analizar cuadros y fotografías que inmortalizan momentos históricos, se permitirá al cerebro realizar conexiones entre áreas diferentes. Este hecho ya nos reporta, por lo tanto, una serie de beneficios en comparación con una actividad de aprendizaje que no tenga en cuenta el componente artístico.